Una de nuestras tareas centrales como padres, madres o encargados es supervisar las actividades que realizan nuestros hijos. Estar atentos a lo que hacen y dónde lo hacen varía de acuerdo con su edad y al nivel de independencia que van adquiriendo.

Supervisar no quiere decir que debamos convertirnos en policías y que debamos controlar cada segundo de su vida, de lo que hacen o incluso de lo que piensan. Todo lo contrario, supervisarlos es una forma de acompañarlos en su camino, estar pendientes de sus necesidades físicas y psicológicas y, sobre todo, de demostrarles a través de nuestro interés, cariño y conexión.

Cuando supervisamos a nuestros hijos, también les transmitimos confianza y seguridad. Aunque en algunas ocasiones, las personas adolescentes se muestren un poco incómodos o molestos con esa supervisión, lo cierto es que necesitan saber que dentro de su familia son valiosos y que hay alguien que se preocupa por su bienestar. Incluso, aunque parezca increíble, necesitan tener límites para sentirse seguros.

Para supervisar a nuestros hijos en un marco de respeto, podemos seguir las siguientes recomendaciones:

  1. Interesémonos en conocer las actividades en que participan: dónde están, con quiénes están, a qué hora regresan. Es importante que estemos enterados de lo que hacen nuestros hijos y, sobre todo, que estén en espacios y actividades seguras.
  2. Mantengamos comunicación con los padres, madres o encargados de sus amigos. De esta forma, entre todos, podremos establecer una red parental de cuidado.
  3. Recordemos que como persona adolescente ya no es un niño y que cada día es más independiente. Permitamos que los límites y responsabilidades se ajusten a su edad y su nivel de independencia.
  4. Tomemos acuerdos conjuntos que nos permitan saber a ambos las condiciones bajo las cuales se establecen los permisos, límites y responsabilidades. Es mejor hablar las cosas a tiempo en un marco de respeto y tranquilidad.
  5. Expresémosles confianza, recordémosles siempre que confiamos en ellos y en las decisiones que tomen. Esto es más efectivo que darles sermones acerca de lo que no deben hacer.
  6. Respetemos su espacio. Todas las personas necesitamos un espacio a solas para aclarar nuestras ideas o simplemente tener un momento de relajación, de conversar con un amigo, entre otros.

Es vital recordar que supervisar las actividades de nuestros hijos también es una forma de demostrarles conexión y cariño. Que nos interesemos y preocupemos por lo que hacen también les brinda seguridad y les permite saber que alguien está pendiente de su bienestar.